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martes, 26 de agosto de 2014
lunes, 25 de agosto de 2014
Baldosas por la memoria: más vivos que nunca.
El domingo 24 de agosto los vecinos de Luján construyeron 9 baldosas por la memoria en la Sociedad de Fomento del Barrio Lanusse. Mientras sonaba de fondo la voz inconfundible de la Negra Sosa, familias, amigos y vecinos, entre mates y encuentros, reconstruyeron la historia que muchos quisieron esconder bajo la alfombra y no pudieron, porque al fin y al cabo, la gente ahí estaba: separando las letras, rellenando bastidores, manchándose las manos, compartiendo una tarde llena de anécdotas. Anécdotas que quedan en la memoria. Que dicen nunca más.
Mientras las baldosas ya terminadas se secaban, las mejillas no terminaban de hacerlo. Emoción, contención y amor. Abrazos. Besos. Fuerza.
Las baldosas se colocarán en el lugar elegido para cada compañero, espacio en el que dejarán de ser baldosas y comenzarán a florecer como patrimonio de la ciudad, de los vecinos. Ya no le pertenece sólo a la familia, o a los amigos, será la sociedad la responsable de mantener la memoria activa y colectiva. De no olvidar. De levantar las banderas de la memoria, la verdad y la justicia.
Pedro Nuñez
Hilda Vergara
Arnaldo Bauffa
Dardo Sebastián Dorronzoro
Carlos Alberto Fernández
Juan Carlos Barroso
Graciela Erramuspe
Carlos Durán
Ricardo Palazzo
Raúl Aguirre
¡PRESENTES!
Por: Daniela Caracuel
Mientras las baldosas ya terminadas se secaban, las mejillas no terminaban de hacerlo. Emoción, contención y amor. Abrazos. Besos. Fuerza.
Las baldosas se colocarán en el lugar elegido para cada compañero, espacio en el que dejarán de ser baldosas y comenzarán a florecer como patrimonio de la ciudad, de los vecinos. Ya no le pertenece sólo a la familia, o a los amigos, será la sociedad la responsable de mantener la memoria activa y colectiva. De no olvidar. De levantar las banderas de la memoria, la verdad y la justicia.
Pedro Nuñez
Hilda Vergara
Arnaldo Bauffa
Dardo Sebastián Dorronzoro
Carlos Alberto Fernández
Juan Carlos Barroso
Graciela Erramuspe
Carlos Durán
Ricardo Palazzo
Raúl Aguirre
¡PRESENTES!
Por: Daniela Caracuel
Instrucciones para pintar.
Debo anticiparle que no es una tarea fácil. No cualquiera lo logra. Pero confío plenamente en su capacidad.
Primero que nada debe dejar volver al niñx que usted fue. Sáquese ese traje, la corbata ajustada y los zapatos que le producen esos callos dolorosos de los pies. Tire el maletín bien lejos de donde está y, si puede, despéinese un poco. Una vez que se encuentre bajo estas condiciones, elija el objeto sobre el que quiera pintar; puede ser una simple hoja, una madera, una sábana, una pared o hasta su propia mano. Con los dedos pulgar e índice sostenga el pincel -en caso de no conseguir uno, se permitirá el uso de los dedos. Que su mano no controle al pincel, debe ser al revés porque sino fracasará. Cierre los ojos. Ciérrelos. No puede mirar ni un poquito. Ahora, ¿se acuerda de la adrenalina de tirarse del tobogán?¿De la alegría de los recreos? Haga memoria, vamos. De la tristeza del primer día de escuela. De los abrazo interminables... Es el momento en que empieza a deslizar su mano. Mezcle los colores. Puntos. Líneas. Círculos. Espirales. Refléjese en ese pedazo de tela, pared o madera. Continúe hasta que esté usted satisfecho. El tiempo ya no es un problema. Su apariencia tampoco. Tan sólo déjese llevar por el pincel.
Por Daniela Caracuel
(Tarde pero seguro).
Primero que nada debe dejar volver al niñx que usted fue. Sáquese ese traje, la corbata ajustada y los zapatos que le producen esos callos dolorosos de los pies. Tire el maletín bien lejos de donde está y, si puede, despéinese un poco. Una vez que se encuentre bajo estas condiciones, elija el objeto sobre el que quiera pintar; puede ser una simple hoja, una madera, una sábana, una pared o hasta su propia mano. Con los dedos pulgar e índice sostenga el pincel -en caso de no conseguir uno, se permitirá el uso de los dedos. Que su mano no controle al pincel, debe ser al revés porque sino fracasará. Cierre los ojos. Ciérrelos. No puede mirar ni un poquito. Ahora, ¿se acuerda de la adrenalina de tirarse del tobogán?¿De la alegría de los recreos? Haga memoria, vamos. De la tristeza del primer día de escuela. De los abrazo interminables... Es el momento en que empieza a deslizar su mano. Mezcle los colores. Puntos. Líneas. Círculos. Espirales. Refléjese en ese pedazo de tela, pared o madera. Continúe hasta que esté usted satisfecho. El tiempo ya no es un problema. Su apariencia tampoco. Tan sólo déjese llevar por el pincel.
Por Daniela Caracuel
(Tarde pero seguro).
martes, 19 de agosto de 2014
San Martín
El pasado Domingo 17 de Agosto se cumplieron 164 años del fallecimiento del Padre de la Patria (por lo menos a mí me gusta identificarlo así), José de San Martin. O San Martín, más simple.
No encontré ningún texto que expresara en su totalidad mis sentimientos hacia este Libertador, por lo cual sentí la necesidad de, en pocas palabras, homenajearlo desde mi lugar de una en cuarenta millones.
De chica mi abuelo solía sentarme en sus piernas y mirando a una ventana que daba a la avenida Santa Fe, cantarme la marcha de San Lorenzo y contarme historias sobre San Martín, las cuales con el tiempo me fui dando cuenta que algunas eran ficticias y otras tenían su grado de ficción.
San Martín es un prócer para todos, pero siempre tuve un leve sentido de pertenencia con él, no se bien por qué, quizás porque era de las pocas cosas, por no decir la única, que compartía con mi abuelo, quien no es mi preferido. Era fanática de sus máximas a Merceditas, varias las sabía de memoria.
Hoy en día ya no son las espadas, el caballo blanco y las historias de granaderos las cosas que me llevan a admirar a San Martín, si no sus fuertes ideales e inquebrantables convicciones. El hecho de que haya dejado su vida en España por liberar a su país de nacimiento (el que había dejado de ser su lugar de residencia desde hacía ya muchos años) del colonialismo.
Por esto, aunque suene un tanto infantil, San Martín, junto a Belgrano, son mis próceres preferidos.
Repetí muchas veces "San Martín", lo que, tal vez, no sea muy enriquecedor para la literatura, pero no encontré sinónimo a la altura de describir semejante personalidad, como lo hace su apellido.
Escrito por Catalina Sarubbi, Corregido por Pilar Camacho
No encontré ningún texto que expresara en su totalidad mis sentimientos hacia este Libertador, por lo cual sentí la necesidad de, en pocas palabras, homenajearlo desde mi lugar de una en cuarenta millones.
De chica mi abuelo solía sentarme en sus piernas y mirando a una ventana que daba a la avenida Santa Fe, cantarme la marcha de San Lorenzo y contarme historias sobre San Martín, las cuales con el tiempo me fui dando cuenta que algunas eran ficticias y otras tenían su grado de ficción.
San Martín es un prócer para todos, pero siempre tuve un leve sentido de pertenencia con él, no se bien por qué, quizás porque era de las pocas cosas, por no decir la única, que compartía con mi abuelo, quien no es mi preferido. Era fanática de sus máximas a Merceditas, varias las sabía de memoria.
Hoy en día ya no son las espadas, el caballo blanco y las historias de granaderos las cosas que me llevan a admirar a San Martín, si no sus fuertes ideales e inquebrantables convicciones. El hecho de que haya dejado su vida en España por liberar a su país de nacimiento (el que había dejado de ser su lugar de residencia desde hacía ya muchos años) del colonialismo.
Por esto, aunque suene un tanto infantil, San Martín, junto a Belgrano, son mis próceres preferidos.
Repetí muchas veces "San Martín", lo que, tal vez, no sea muy enriquecedor para la literatura, pero no encontré sinónimo a la altura de describir semejante personalidad, como lo hace su apellido.
Dudé entre adjuntar el Himno a San Martín o la Marcha de San Lorenzo original pero encontré esta versión hecha por Zamba y me pareció la más linda.
Escrito por Catalina Sarubbi, Corregido por Pilar Camacho
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