Está ahí. Siempre, en algún momento, uno topa indefectiblemente con su reflejo. En los primeros meses de vida uno tiene el deber de aprender que ésa persona que se ve en la ventana por la que a nuestra madre le gusta asomarse, es en realidad, una muestra exacta de la mirada que nosotros le estamos depositando.
Con el correr de la vida, uno se da cuenta de las grandes sensaciones que puede llegar a dar este accionar, el objetivo de este instructivo es aumentar esa capacidad.
El tamaño del espejo debe ser proporcional a la cantidad de partes del cuerpo que uno quiere apreciar, o en su defecto, despreciar. La otra parte fundamental para este acto es la presencia en cuerpo y mente de la persona a reflejar.
Dependiendo su estado ánimo, debe buscar, al pararse frente al espejo su perfil más favorecedor o humillante. A medida que se adquiere experiencia, verá que se llega a esta posición más rápido.
Es fundamental comenzar depositando la mirada de manera directa frente a los ojos, haciendo el pacto interno de asumir para bien o para mal lo que verá durante los próximos minutos (el tiempo de duración exacto es a gusto del reflejado).
El recorrido de la mirada comenzará por los hombros y seguirá por el pecho y las axilas. Si el cuerpo está desnudo, es probable que se emplee más tiempo en ésta zona (para chequear si está uno depilado, por ejemplo); caso contrario uno pasará rápido ésta zona para verificar que el sándwich engullido previamente ha hecho efecto en el abdomen. Hay posibilidades de llegar a la promesa vana de comer menos, sobre todo si ve que los asados domingueros del último mes han tomado muy cómodamente un lugar en las caderas. Llegada la mirada a esta parte del cuerpo, los más preocupados por su imagen deberán dar un giro de cintura medio para ver los glúteos. Las piernas llevarán un tiempo más corto, y los pies se pasarán por alto. Al finalizar con lo detalles, se echa un último vistazo general, se da media vuelta y se sigue con la rutina.
Se considera de vital importancia intentar olvidar lo visto frente al espejo y las conclusiones llegadas en esos momentos ya que es posible que con el correr del tiempo uno se de cuenta que todo eso es sumamente fútil.
Pilar Camacho
Pilar:
ResponderBorrarestá muy bien pero revisá acentuación (pronombres demostrativos ese/a/o, este/a/o no llevan tilde) y puntuación